Adios Tercer Mundo

El precio por enamorarse de un Principe Azul del Primer Mundo

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!Adiós Tercer Mundo!
El precio por enamorarse de un Principe Azul del Primer Mundo

“Más vale macho latino conocido, que macho europeo por conocer”

Este libro es un compendio de la conocida serie de videos de Youtube “Cultura Holandesa” de Andrea Viveros y Mildred Troconis.

Aunque las escritoras de este libro relatan entre otras, sus experiencias de adaptación en Holanda, estas vivencias pueden relacionarse con el síndrome del extranjero en el primer mundo.

Holanda es uno de los países más ricos del planeta. Su economía es la más fuerte y mejor estructurada de la Comunidad Europea. Sus leyes sociales han sido tomadas de ejemplo sin éxito en otras naciones y son la envidia de sus propios países colegas de la Unión Europea y Estados Unidos.

Debido a esto muchos extranjeros que vienen en busca de fortuna ó dinero fácil han invadido el país. Todo con el afán de exprimir estas leyes sociales únicas en el mundo.

La mayoría de los extranjeros que han venido a Holanda no saben que el estado holandés ha sido desde los años 70 un estado paternalista. El padre benefactor de sus hijos. Ha arrancado a las mujeres de las cocinas, a los jóvenes de sus padres, ha promocionado el libertinaje y la falta de principios, creando así una sociedad atípica, fría y materialista. Ha moldeado mentalidades y endurecido corazones. A la vez ha creado un pueblo, dócil y manipulado, tonto y conformista. Donde nadie pasa hambre o necesidad. Donde todos tienen los mismos privilegios. Donde todo está escrupulosamente organizado y controlado desde el día que se nace hasta el día que se muere.

En los años noventa, hubo una invasión de mujeres solas, provenientes de Latinoamérica en busca de pasaporte a través de matrimonios de conveniencia, no solo para beneficiarse de estas leyes sino además porque los hombres holandeses son considerados los más “manipulables” de Europa. Después de la caída del bloque comunista, son otros los refugiados, disidentes, expatriados y desplazados que se han diseminado no solo en Holanda sino en todo el continente.

Estos desmanes y abusos ha demarcado un concepto generalizado del extranjero… Todos son aprovechadores, las mujeres unas caza fortunas o de la vida alegre y todos quieren sacar provecho de éste y otros países. Este concepto abarca además adejtivos como: pobres, ignorantes, analfabetos sin servicios básicos que viven en condiciones infrahumanas. Es por esto que el holandés en general, cree que su obligación es „civilizarlos“ „modernizarlos“, etcétera.

Para el holandés, es casi imposible que una mujer extranjera se case por amor… El “bedoeling” o la intención es obtener el pasaporte holandés con el que estas mujeres arreglarán su vida por el resto de sus días.
Al holandés o europeo se le hace difícil creer que además de las “caza-fortunas” existan también mujeres decentes que se han enamorado de verdad. No puede creer que ellas dejen atrás empleos considerables, una buena posición social, su familia, sus amigos tan solo por amor.

Muchos, incluso se preguntarán ¿Porqué tan descontentas si han venido al País de las Maravillas? ¡Deberían estar agradecidas de tener un plato caliente que llevarse a la boca!, ya que esta es la mentalidad que el estado ha creado. El holandés está convencido que éste es el país de las maravillas y el resto de la humanidad sus vasallos.

Los medios de prensa, alcahuetes solapados, han empeorado esta ignorancia al presentar verdades a medias. Únicamente el lado sórdido de pobreza absoluta, abuso y corrupción de las “Bananas Republic”. Es así cuando el holandés llega a un país sudamericano, se encuentra con modernos aeropuertos, alta tecnología, malls o centros comerciales que jamás en su vida ha visto en Holanda, últimos modelos de autos y aparatos electrónicos, hoteles de importantes cadenas, rascacielos de gran lujo, todo un mundo moderno y tecnificado que jamás pensaron existiría fuera de sus fronteras y donde se sienten incómodos.

Como en Holanda y Europa, todos son iguales, no saben que en otros países las sociedades se manejan con el sistema de clases sociales. Así una mujer de Latinoamérica, puede haber crecido en un ambiente privilegiado, puede hablar de 2 a 3 idiomas, haber tenido una educación superior exquisita, un trabajo y relaciones de trabajo al más alto nivel, tener un grado cultural elevado, por lo tanto, ella no podrá nunca adaptarse a esta sociedad donde será tratada como analfabeta. Esta mujer no podrá socializar ni integrarse jamás a una sociedad inculta, donde no importarán sus logros profesionales, siempre será etiquetada de ignorante y primitiva por quienes no tienen siquiera modales en la mesa. Dentro de este panorama… ¿Qué necesidad tendría esta mujer de salir de su país y comodidades para casarse por interés?.

¡Si no les gusta, que se vayan! Dirán algunos… pero estas sociedades del primer mundo, sin principios ni escrúpulos, no entienden que en otras culturas, las mujeres no tiran la toalla sin perseverar y defienden su amor, su matrimonio y su hogar por sobre cualquier adversidad.

Hay que reconocer que esta arrogancia no solo hace de los holandeses seres abominables sino que además les impide tener la apertura para conocer de todos los frutos que hay en el árbol de la humanidad. De las más de 300 diferentes nacionalidades existentes en Holanda… todas coinciden con el mismo concepto negativo de los locales.

Este libro es el fruto de una mixtura de sueños y quimeras, amor y desamor, ilusiones y decepciones de dos valientes mujeres que enfrentaron todo por amor. Es una obra crítica y sarcástica de las sociedades desarrolladas, vista con el inigualable y único sentido del humor que caracteriza al latinoamericano, cuyo temperamento alegre, extrovertido y optimista crean un verdadero choque cultural con las sociedades embrutecidas por el poder y el desarrollo.

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